Esta es una lista compilada, a lo largo de los años, de las preguntas más frecuentes. La lista fue creada por los médicos especialistas de DAN y reflejan recomendaciones específicas basadas en evidencias que nuestros afiliados deben tomar en consideración.
Lo más prudente es dejar 24 horas antes de volar o ir a gran altitud, aunque los intervalos mínimos establecidos por DAN y la Sociedad de Medicina Hiperbárica y Subacuática para volar / altitud (Sheffield y Vann 2004) son:
- Una inmersión única dentro de los límites de no-descompresión: 12 horas
- Buceos repetitivos o varios días de buceo: 18 horas
- Inmersiones con descompresión (planificadas o no planificadas): sustancialmente superiores a 18 horas.
Esto significa que, con 2-3 inmersiones al día se te requeriría esperar al menos 18 horas.
Dado que esto parece imposible, se recomienda encarecidamente restringir el buceo a una sola inmersión diaria, permitirte un intervalo de superficie adecuado o cambiar de alojamiento.
Sin embargo, si son fragmentos más grandes, sería mejor que un médico los retirase, ya que pueden generar granulomas de cuerpo extraño que, sin suponer un riesgo para la salud, pueden formar bultos antiestéticos bajo la piel.
Sin un buen sellado y un medio para ocluir la nariz del buceador, cualquier intento de ventilar no tendrá éxito. Incluso si la boquilla se puede introducir con éxito en la boca del buceador, existe el riesgo de empujar la lengua relajada a la parte posterior de la garganta y bloquear la vía aérea.
Si la boquilla del regulador se mantuvo o se colocó en la boca del buceador sin bloquear la vía aérea, el siguiente reto sería la administración del aire. Los botones de purga no tienen ninguna verdadera capacidad reguladora.
La función de las segundas etapas es suministrar gas, transformando la presión intermedia suministrada desde la primera etapa, a la presión ambiente; es decir, suministrar gas a la presión intermedia directamente desde la primera etapa. La entrega de gas respirable a los pulmones a una presión demasiado alta, puede hincharlos demasiado y originar graves lesiones.
Si las vías respiratorias del buceador no se mantienen abiertas, el gas de la respiración suministrado por el botón de purga, podía ser forzado hacia el estómago, provocando una distensión gástrica. Esto coloca al buceador en riesgo de regurgitación, que puede comprometer aún más la vía aérea y dar lugar a la aspiración.
La administración de las ventilaciones de rescate usando una máscara de bolsillo o método similar, proporciona retroinformación táctil, a través de cambios en la presión requerida para ventilar los pulmones; el suministro de ventilaciones de rescate con el botón de purga, elimina esta importante información. El uso de la válvula de purga de un regulador también se opone a la opción de complementar el gas con el 100 por ciento de oxígeno.
Los métodos de rescate que se imparten actualmente por las diferentes agencias de formación en buceo, son el resultado de años de experiencia práctica. Las válvulas de purga nunca fueron diseñadas para funcionar como equipo de rescate. Cuando se ventila a un buceador lesionado, se hace usando métodos comprobados.
- Reducción considerable de la cantidad de burbujas de gas inerte detectadas por exploración Doppler, después de una inmersión.
- Reducir la tensión del gas inerte en los tejidos 'rápidos', lo que supone un hecho importante que se correlaciona con los intercambios de gases a nivel de la médula espinal.
Los autores de publicaciones científicas sobre este tema concluyeron que las paradas profundas pueden disminuir la probabilidad de sufrir una enfermedad por descompresión.